Excmos. e Ilmos. Sres.
Queridos miembros de la familia de nuestro compañero el Ilmo. Sr. D. Jorge Roquette Gaona.
Señores:
Una sesión necrológica es pesarosa por definición. En el caso concreto de este Presidente, al pesar de cualquier sesión de este tipo se le une la pena por la pérdida de una persona a la que admiraba profundamente, tanto por su saber, como por su saber estar o por su decir.
De cualquier modo, mi misión como Presidente no debe ser sólo la de expresar mi aflicción, sino la de relatar la vida en la Academia de D. Jorge Roquette.
Ingresó en nuestra Corporación el 26 de noviembre de 2009 a propuesta de los Excmos. e Ilmos. Srs. Drs. Gómez Sánchez, Cabrera Afonso y Navarro Arévalo, siendo Presidente el Dr. Vilches Troya. Sucedió en la Plaza de ORL de nuestra Academia a D. Manuel Otero y Gómez Quintero. Decía el Dr. Roquette: “Vengo a sucederle, pero Dios me libre decir que vengo a sustituirle”. Reflejan una de las características de nuestro Académico, la modestia, en la que luego profundizaré.
Su discurso para la recepción pública llevó por título “Vejez, Sordera y Civilización. La presbiacusia en el siglo XXI”. El discurso incluyó ciencia médica, historia, sentido común, expresión de respeto por aquellos a los que consideraba maestros suyos, a la cabeza el Dr Bartual, y, por qué no decirlo, sentido de la adivinación, de las posibilidades que en el futuro se presentarían para la prevención y tratamiento de la presbiacusia
.
En su epílogo, el Dr. Roquette mencionaba que estaría sumamente complacido de que el discurso hubiera servido para conocer algo más de la presbiacusia y no menos le gustaría que hubiera servido para conocerle un poco. En mi caso concreto, me hizo admirarle.
Tras aquel primer discurso como Académico de Número han ocurrido otros. Entre ellos quiero recalcar cuatro de ellos. En primer lugar, el discurso de contestación al Dr. Comino, con motivo de la entrada de este último en la Academia. Han oído ustedes al propio Dr. Comino hablar de su compañero de corporación.
En segundo lugar, el discurso de presentación de la Académica de Mérito Dña. Eulalia Porras el 14 de mayo de 2015. Con una elegancia digna de admiración, el Dr Roquette la apadrinó para ingreso en esta Academia y la presentó de un modo exquisito, alabando desde sus orígenes en Mérida, de ahí su nombre, hasta la trayectoria profesional seguida. Muestra del respeto y admiración de la Dra. Porras hacia el Dr. Roquette son las palabras enviadas a este Presidente ante la imposibilidad para acudir a este acto.
“Hoy igual que todos los días desde que no está, los sentimientos y pensamientos que rodean su ausencia son difícilmente expresables. Las palabras de Vicente Verdú hablaran por mí.
“Yo he visto que la muerte de por sí no es la apropiada categoría que corresponde a la gente que se quiere mucho. Más ajustada que la muerte es para ellos la desaparición. La evanescente y perdurable desaparición. En estos momentos lejos de haberlos perdido, los veo difundirse cotidianamente en la máxima amplitud. No están tangibles y parlanchines dando sus consejos, sino que viajan dentro de un vastísimo lugar alrededor, donde su silencio es el efecto de su extensión magnífica.
Tras haber vivido con ellos, la memoria de los mejores se ensancha y el tiempo perfecciona ese contacto como un aura cada vez más dulce”.
El tercer discurso que quiero resaltar es el que pronunció en la Sesión Necrológica de D. José Gómez Sánchez. Decía del Dr. Gómez y hoy digo yo de Jorge Roquette: “Él mismo pertenecía por derecho propio a la élite intelectual; representaba la dignidad de un profesor universitario tanto formal como conceptualmente. Si su discurso mental, sus virtudes docentes y su conversación imponían, su figura y porte no lo hacían en menor grado”. Y entre esas virtudes, y comienzo con ello aquéllas que les quisiera desgranar, figura el ejercicio de la libertad individual e independencia y de la dignidad de las instituciones a las que servía, la Real Academia de Medicina y Cirugía en lugar sobresaliente.
El cuarto de estos discursos fue la Lección Magistral que pronunció en la apertura del Curso Académico 2017. En ella se intercalaban gran parte de las características de Jorge Roquette como hombre, como médico, como especialista en Otorrinolaringología, como Profesor de Medicina y como Académico, y que citaré a continuación de modo más o menos literal. Se titulaba “NOTAS Y PAPELES MÉDICOS”: Notas por Partituras musicales y Papeles por Personajes o Caracteres; nos habló en suma de “Médicos en la Ópera”. Enunció ya en el prólogo una necesidad que debe acompañar a todo otorrinolaringólogo; afirmaba que “en (su) especialidad o se venera la música (y él lo hacía) y singularmente la voz humana cantada o no se llega a poseer del todo el título”.
He seleccionado las siguientes citas que nos dan una visión certera del Dr Roquette:
1. En primer lugar y basándose en la asistencia pseudomédica que ocurre en la ópera Cosi Fan Tutte, indicaba: “Los clínicos puros y genuinos, entre los que me gustaría contarme, saben bien la utilidad de las anamnesis médicas verdaderamente eficaces”.
2. Como nota al margen de otra ópera, Don Pasquale, daba unos consejos a los médicos, que él mismo practicaba:
• Respeten las confidencias de los pacientes, médicas o de cualquier tipo.
• No confraternicen ni compadreen con ellos. Se juegan el respeto a sí y a toda la profesión.
• No den consejos fuera del ámbito de su experiencia y profesionalidad.
• Intenten satisfacer principalmente los intereses del paciente, no lo suyos propios.
3. En tercer lugar, el humanismo cristiano, una de las facetas más destacadas en la personalidad del Dr. Roquette, junto a la valentía para manifestarla: Un médico precisa “gestos de cristiana caridad y conmiseración. Ser capaz de conmoverse ante el sufrimiento ajeno”.
4.Cuarto, la conciencia de sus limitaciones. Nicolás de Cusa, filósofo alemán del siglo XV, ya propuso el concepto, "De docta ignorantia", que no consiste en disimularla, sino en ser consciente de ella. Saber simplemente los límites del conocimiento. La práctica clínica del médico debe inspirarse en esta idea, en la prudencia, la humildad y no creer que siempre tendremos una respuesta a las preguntas de los pacientes.
5. La importancia de la indumentaria. Relataba, al hilo del comentario de la Traviata, la recepción que tuvo, con ocasión de una visita médica, por aviso domiciliario del seguro, allá por los años 70:
“En una vivienda de un corralón del barrio de la Viña, con puertas permanentemente abiertas al barandal del patio, un pillete mocoso, al verme plantado delante de su "partidito", y no me refiero a juego alguno, avisó: "Mamá aquí hay un señor". Su madre, al oírle, salió de la habitación del fondo y lo corrigió: "Niño, que no es un señor, que es el médico". La interpretación pueden hacerla Vds. al alza o a la baja como estimen oportuno. El niño aunque pobre era educado, hoy día en vez de señor te dicen hombre y el malentendido aún puede ser mayor. Claro que en aquél entonces la corbata y la chaqueta eran nuestro uniforme de trabajo y el aspecto no era el mismo que el de ahora”.
El Dr Roquette se refería con alguna frecuencia a las virtudes y pecados capitales. Avisaba contra estos últimos. Comentaba por ejemplo que el principal pecado capital que se nos atribuye a los médicos es la soberbia. Volviendo a la Lección Magistral anterior, traducía un canto del Dr. Krautmann, de la ópera “Doktor und Apotheker”, que decía:
Un doctor es para mi honor
¡el hombre más importante de la nación!
pues ¿quién aparte de él es tan útil y beneficioso?
ni siquiera los gobernantes
que solo sirven para proyectar, consultar,
hacer informes, controlar, condenar, exequiar.
Tras la Soberbia el pecado capital más común en la clase médica es la Envidia, que se manifiesta en el espíritu de contradicción, la disparidad de criterio y la descalificación entre colegas, descrita asimismo en la ópera “L´Amore medico”.
Y entre las virtudes destacaba por encima del resto la Modestia. En cierta medida también la he destacado con anterioridad. Decía el Dr. Roquette que “con la modestia sucede exactamente lo mismo que con la presbiacusia. Ambas llevan un curso vital paralelo; ocasionalmente la modestia se puede presentar de forma precoz, pero no es sino a partir de los 40 años cuando comienza por lo general a dar sus manifestaciones”.
El Dr Roquette Gaona finalizó su discurso de ingreso con un poema que resume muchas de las características que poseía como Académico y como hombre:
Ni voy de la gloria en pos
ni torpe ambición me afana
y al nacer cada mañana
tan solo le pido a Dios
casa limpia que albergar,
pan tierno para comer,
un libro para leer
y un Cristo para rezar.
Descanse en paz.
J.A. Girón
10 de Octubre de 2019
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